martes, 3 de mayo de 2011

She falls asleep...

Estaba a punto de ir a dormirme cuando escuché el ruido del teléfono sonar. ‘¿Quién diablos llamaría a las 2 am?‘ Me pregunté a mi mismo mientras a regañadientes bajaba cada escalón lentamente, estaba decidido, compraría otro teléfono y lo instalaría arriba, necesitaba uno arriba. Cuando por fin tomé el teléfono haciendo que ese molesto ruido dejara de sonar escuché la voz de uno de mis amigos del otro lado, gritando.
— ¡Danny! — le llamé la atención — Deja de gritar y explícame de una vez por todas y calmado qué es lo que pasa.
Escuché por el otro lado de la línea como Danny tomaba un bocado de aire antes de hablar.
— Chloe, Harry, no sabes lo que pasó — dijo esta vez sin alzar la voz pero pude notar la angustia en su tono de voz.
— Dime de una vez todo — esta vez se lo dije en un tono malhumorado, tenía sueño y lo que menos quería era estar gastando mi tiempo en el teléfono
No se si lo que escuché era realmente lo que creía pero estaba seguro que Danny estaba sollozando.
— Mierda Danny, dime de una vez que es lo que pasó — sí, esta vez era yo quien estaba gritando.
— Encontraron el cuerpo de Chloe tirado sobre el piso de su habitación — Danny soltó un suspiro y luego aclaró su garganta antes de hablar — Ella esta muerta.
Esas tres palabras resonaron en mi cabeza un millón de veces en tan solo dos segundos. No, no, no. No podía estar muerta, eso no podía ser verdad.
— ¿Qu…qué? — mis labios temblaban, mis manos sudaban y yo no sabía que hacer.
— Los doctores trataron de hacer de todo pero fue en vano, ya estaba muerta en el momento en que la encontraron
— ¿Quién la encontró?
— Su madre
— Voy enseguida a la clínica
Después de que Danny me indicara la clínica en donde Chloe se encontraba, me vestí rápidamente con lo primero que encontré dentro de mi armario y salí disparado tal como una bala hacia la clínica, no había nada de trafico ya que era bastante tarde, así que en menos de quince minutos ya estaba junto a Danny que se encontraba sentado junto a la familia de Chloe. Danny al verme se levantó de su asiento y se acercó a mi.
— No entiendo como es que pasó esto — dije mientras lo abrazaba
— Ella dejo una nota — dijo Danny subiendo su mirada hasta la mía.
— ¿Una nota?
— Sí, Harry — respondió junto con un suspiro — Para ti
Danny sacó de su bolsillo unas llaves y me las entregó. Lo miré confundido.
— La nota esta en su habitación, ve a buscarla.
Noté lo apagada que estaba la voz de Danny y no lo culpaba, su novia estaba muerta, pero la verdad no creo que ese haya sido por lo que su voz estaba apagada, sino porque la nota que ella había escrito era para mi y no para él.
Salí de aquella clínica y nuevamente me subí al auto para luego conducir hasta la casa donde Chloe vivía. Metí la llave dentro de la cerradura y la giré haciendo que la puerta se abriera. Ver la casa oscura y vacía hacía poner mis pelos de punta; Dejé cerrar la puerta detrás de mi y subí las escaleras hasta la habitación de Chloe, me encontré con la sorpresa de que la puerta de su habitación estaba en pedazos, al parecer la habían roto para poder entrar.
“Una nota, una nota” me decía a mi mismo buscando por toda la habitación un pedazo de papel, hasta que por fin, lo encontré sobre el piano. La nota o mejor dicho carta tenía escrito “Solo para Harry”. La carta seguía sin abrir, así que todos habían acotado las ordenes de lo que tenía escrito el papel, desdoblé el papel y comencé a leer lo que decía aquella carta.
“Eres todo lo que siempre soñé, todo por lo que yo siempre viví, se que no tengo mucho para darte y que quizás no soy lo suficiente para ti. Creí que buscando a otra persona mi amor por ti se iría pero nunca fue así. Sin ti no hay razón para vivir, el dolor que siento ahora mismo es demasiado pero creo que es mejor morir que seguir con este dolor, espero me perdones. Siempre tuya, Chloe”
Mie rda, mi erda, mi erda y más m ierda.
Lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, pareciera como si mis ojos nunca se fueran a aburrir de derramarlas. No podía ser verdad, ella se había suicidado por mi, por mi culpa. Me senté sobre la cama tomando mi cabeza con mis manos sin dejar de llorar, noté que sobre esta habían frascos de pastillas, frascos ya vacíos, tomé uno entre mis manos y lo aplasté entre mi puño por la rabia que sentía.
¿Cómo es que nunca me dijo que me amaba? Yo si la amaba, la amaba pero nunca tuve el coraje para decírselo porque ella estaba con uno de mis mejores amigos y ahora es demasiado tarde, demasiado tarde para darme cuenta de todos mis estúpidos errores. La muerte es lo único que no tiene solución, ya no había vuelta atrás, ella ya no estaba y eso no se podía cambiar.